En el rincón de plástica, les dejé una caja de cartón para que la pintaran. Eligieron el color verde. Una vez pintada, les pregunté qué hacíamos con ella. Me dijeron: la ponemos para guardar juguetes, para jugar, hacemos un cabezudo... Como algunos niños tenían miedo a los cabezudos, nos quedamos con esta propuesta. Este es el resultado, y, como podéis comprobar, todos están encantados con él. Lo han llamado Monstruo verde por el parecido con el del cuento.
Pero bueno, esto sí que es superar los miedos. Qué cabezudo más chulo os ha quedado y vaya con la modelo qué valiente al ponérselo.
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